Culpa y determinación
Cada vez que veía a Evan, no podía deshacerme del torbellino de culpa y determinación que sentía en mi interior: era como contemplar un misterio que no podía resolver. Sabía que tenía que descubrir la verdad que se ocultaba tras su creciente secretismo; se lo debía a él y al vínculo que compartíamos. Sin embargo, a cada paso que daba, me invadía un gran temor, miedo de lo que pudiera descubrir bajo la superficie.

Culpa y determinación
Comienza el seguimiento discreto
Al día siguiente, me escabullí silenciosamente mientras Evan salía de casa, con cuidado de permanecer oculta y evitar llamar la atención. Me sentí casi furtiva, como si formara parte de una historia de detectives, y me susurré: “Aquí no pasa nada”, decidida a descubrir la verdad que se ocultaba tras el misterio. Con el sol abriéndose paso entre las nubes, le seguí, cada paso alimentado por una mezcla de ansiedad y esperanza.

Comienza el Discreto Seguimiento