Charla breve y tensa
Nuestra conversación en el café fue como caminar sobre cáscaras de huevo: cada pregunta que hacía recibía respuestas vagas o un silencioso desvío. “¿Pasa algo, Evan? Insistí suavemente, pero se limitó a encogerse de hombros y decir que era “sólo trabajo” Sabía que había algo más bajo la superficie, pero él se cerraba más a cada intento de llegar a él. La tensión entre nosotros se sentía como una tercera presencia no deseada en la mesa, un duro recordatorio de lo mucho que nos habíamos distanciado. Salí de aquella reunión sin sentirme más cerca de comprender lo que realmente ocurría en su mundo.

Charla breve y tensa
Dudas sobre su explicación
Evan insistía en que sólo era el estrés del trabajo lo que provocaba su comportamiento, pero yo podía ver más allá de sus ojos cansados y su sonrisa forzada: no se correspondía con el hermano despreocupado que una vez conocí. “Sabes que estoy aquí para lo que necesites, ¿verdad? Le dije suavemente, con la esperanza de llegar a él. Asintió a medias y me costó creer sus palabras. Cuanto más esquivaba, más segura estaba de que bajo la superficie se ocultaba algo mucho más profundo.

Dudas sobre su explicación